¿A quién se le olvidó?

“El proteger, guardar o destruir los documentos que una vez albergó la Comandancia de San Juan, también es un asunto de seguridad pública”


Primera Hora
27 de julio de 2021
Normando Valentín


 

En la pasada edición del programa “Ahí Está La Verdad” denunciamos la existencia de documentos tirados, en una serie de archivos de metal, en la antigua estructura que una vez albergó la Comandancia de San Juan, en la zona de Puerta de Tierra.

El edificio permanece inerte, sin conocerse su suerte final. La comandancia como tal se mudó al edificio central del Cuartel General en Hato Rey y uno pensaría que, al trasladarlo, sacaron todo lo que tenía en su interior el antiguo edificio. Lamentablemente, no fue así.

En el interior de la estructura, el equipo de producción de mi programa encontró los documentos que estaban allí a su suerte, custodiado por las sabandijas que puedan merodear en el lugar. Documentos que registraban horas de entrada y salida de agentes, hasta documentos de asuntos internos de la Uniformada. No podían faltar documentos de alguna que otra investigación.

En el contenido había de todo: nombres, direcciones, números de placa y hasta números de seguro social. En fin, información valiosa que podría prestarse para robo de identidad, así como para identificar a determinados agentes con todo y dirección residencial.

Uno pensaría que, al planificar la mudanza de un lugar tan complejo, se establecería un plan ordenado que permitiera decomisar todo lo que no sirviera y llevar a un lugar seguro el material que guardara cierta relevancia. Tristemente, no fue así.

La estructura ha sido vandalizada. Está llena de grafitis y garabatos. Faltan puertas y otras cosas que fueron sustraídas por los amigos de lo ajeno. Es más, en su interior se han realizado grabaciones relacionadas al género urbano. O sea, allí entra cualquiera y nadie se ha alarmado.

Lo triste es que los documentos tienen fecha de más de una década, sin que nadie los extrañara o coordinara un desenlace justo para su contenido.

Es de lamentar el silencio. Nadie ha querido dar una explicación a tan grasa falla. ¿Quién o quiénes estuvieron a cargo de supervisar todo lo relacionado a la mudanza? ¿Por qué no se sacó todo el contenido del edificio? ¿No era más fácil despejar el lugar cuando aún estaba habitable? En fin, una serie de preguntas lógicas que nadie contestó.

Claro, es fácil decir que la alta oficialidad está en el cargo hace pocos meses, pero tampoco hacen el ejercicio de mirar atrás y responsabilizar a alguien. Todo queda impune.

Tampoco está clara la titularidad del edificio. Unos alegan que pertenece al municipio de San Juan. Otros aseguran que a la propia Policía.

En lo que se dilucida el asunto, el edificio sigue allí, afeando el lugar y deteriorándose. Difícilmente, podrá ser rehabilitado y será más costo-eficiente destruirlo y hacer una nueva estructura. Ello, aún está por verse.

Lo que duele, lo que hiere la retina, es la negligencia con la que se manejan estos asuntos. El proteger, guardar o destruir porque ya no son necesarios dichos documentos, también es un asunto de seguridad pública.

A ver si a alguien en Fortaleza le interesa el tema, pues parece que a la Uniformada no. ¡Qué pena!