Derrumban las barreras terrenales

lunes, 6 de abril de 2009
Francisco Rodríguez-Burns / Primera Hora
 

Misioneros redentoristas administran los sacramentos de la Iglesia Católica en los residenciales públicos de Puerta de Tierra.



Los sábados, los redentoristas les sirven almuerzo a los desamparados por el área de los residenciales de Puerta de Tierra.

La avenida Constitución se antepone como una gigantesca barrera entre la iglesia de San Agustín y los residenciales de Puerta de Tierra.

Pero aun así los sacerdotes y los misioneros redentoristas diariamente le remueven un pedazo al muro imaginario, administrando los sacramentos en las mismas comunidades donde los principios de Jesucristo cada vez parecen cobrar más resonancia.

Como otros sacerdotes, que se caracterizan por sus obras misioneras, la Congregación del Santísimo Redentor se ha definido por su ayuda humanitaria a los sectores más pobres de la sociedad. Predican la palabra de Dios lejos de la opulencia y la riqueza terrenal.

Con su llegada a la Isla, en 1902, los sacerdotes les brindaron consejería espiritual y cobijo a esclavos de islas vecinas que escapaban del yugo colonizador de los franceses e ingleses, pero que hallaron entre los recién llegados sacerdotes estadounidenses un santuario de paz y reflexión.

Hoy día, en los residenciales de Puerta de Tierra, así como en otras comunidades marginadas de los pueblos de Guayama, Aguas Buenas y San Lorenzo, los sacerdotes han continuado con su obra humanitaria mediante la ayuda que les brindan laicos misioneros, cuya formación ha comprendido tres años de consejería espiritual y obra misionera.

“Aquí lo importante es la misión, y ésta nos instruye a llevarle la buena noticia del Reino de Dios a los más pobres y humildes”, indicó el padre Miguel Ángel García Acevedo.

En medio de las controversias y escándalos que giran en torno a la Iglesia y que le han hecho perder credibilidad ante su feligresía, las obras de sacerdotes, como los redentoristas y franciscanos, calan profundamente en la fibra social.

Los sábados, por ejemplo, los redentores les sirven almuerzo a más de 50 desamparados que deambulan por las calles y áreas comunes de los residenciales de Puerta de Tierra.

Con ocasión de la pasada Navidad y el Día de Acción de Gracias, cocineros del prestigioso steakhouse Ruth Chris y del Ritz Carlton les sirvieron comida a los desamparados de la zona en el jardín de la casa parroquial.

García Acevedo, padre superior de la comunidad de San Agustín, también es el director de los Misioneros Laicos del Santísimo Redentor. Ahora en abril se graduarán 36 del grupo compuesto por 40 laicos.

“Las congregaciones se han dado cuenta de que estamos escasos de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. En este mundo neoliberal y capitalista, ante el problema de vocaciones, nos hemos dado a la tarea de animar a los laicos para que ellos se unan a nosotros como familia redentorista”, sostuvo García Acevedo.

La utilización de los feligreses para la obra misionera representa un paso fundamental que ha dado la Iglesia para incorporar los recursos de los que disponen sus seguidores a favor del mejoramiento de las comunidades marginadas.

“La avenida es como la muralla de Berlín, un obstáculo para la Iglesia. Pero estamos comenzando con los visiteos y contemplando celebrar la misa (en comunidades). Mi número de celular aparece en el boletín parroquial y quiero recibir las llamada de cualquier persona que necesite”, dijo.