sábado, 19 de julio de 2008
Por: Jorge Rodríguez/ Escenario

Desde que se comenzara en 1934, un sistema de murallas defensivas alrededor de la ciudad de San Juan y se extendiera hasta mediados del siglo 18 con cinco puertas de entrada, todo este trayecto alrededor del Camino Real que venía desde el Condado hasta donde hoy ubica la Plaza de Colón, hacia 1772, aparecía bordeado en ambos lados por 41 bohíos.

Esto se debió a que desde 1714, el gobernador Juan de Rivera había repartido parte de estas tierras a negros cimarrones procedentes de las colonias británicas, holandesas y danesas impulsado por cédulas reales de 51 años antes, que les decretaron como negros libertos en San Juan de Puerto Rico. El gobernador ordenó que éstos crearan una colonia separada en la que debían defender el territorio no amurallado, convertirse en súbditos del Rey y aceptar la fe cristiana. A cada varón le dieron entonces, según el historiador Adolfo de Hostos, dos cuerdas de terreno y el usufructo de su uso.

Descrito el ambiente de Puerta de Tierra como selvático, en el que pastaba ganado suelto, esta población creció hasta extenderse hacia la Puerta de Santiago o Puerta de Tierra, en la entrada al San Juan amurallado donde incluso se podía arribar en tren.

Anteriormente, como dato curioso, se acostumbraba a lidiar toros en las fiestas reales, recibimientos de obispos y otras ocasiones de público regocijo, en "El Abanico en Peña Parada", donde se construyó una suerte de plaza de toros. A principios del siglo 20, donde ubica el Parque Luis Muñoz Rivera se convirtió en un canódromo.

También, en Puerta de Tierra se construyeron los residenciales públicos de San Agustín (1940), San Antonio (1940) y Puerta de Tierra (1949) como medida para resolver la necesidad de viviendas. 373 años después de amulatarse este barrio, y de constituirse en una fuerza económica con su poblado de estibadores, comerciantes y gente pobre, buena y sencilla —desde la orilla de la Bahía de San Juan hasta el mismo Bajamar con el Océano Atlántico de horizonte—, su ambiente actual es capturado por el lente del veterano fotógrafo Doel Vázquez, del taller de Fotoperiodismo.

Aunque la gente de este sector es una de carácter muy alegre, vivaracha, comunicativa y con una red muy amplia de artistas, deportistas, líderes cívicos y trabajadores, la realidad es que el progreso desmedido ha ido achicando esta comunidad, donde su población ha ido mermando, quedándose su corazón en la calle de San Agustín y sus alrededores. Lo cierto es que Puerta de Tierra posee una historia única que debe aquilatarse, defenderse, y conservarse.