En jaque la memoria histórica

1 de Marzo de 2011 
Por
Cynthia López Cabán/El Nuevo Día 
 

Usuarios recurrentes del Archivo General manifiestan desasosiego ante una propuesta de reglamento que, según ellos, confina su labor investigativa.  

 

Desde su origen, el ser humano ha recurrido al pasado de la mano de obreros cuyo afán es proteger la memoria, que es tan frágil como poderosa. Ese fin se apoya en instituciones dedicadas a proteger el patrimonio histórico como lo es el Archivo General de Puerto Rico, entidad adscrita al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).

Pero el malestar se instaló entre historiadores e investigadores tras un aviso público del ICP que comunica la radicación ante el Departamento de Estado de una serie de reglamentos, entre ellos el correspondiente al uso de las salas de estudio y referencia del Archivo General. Luego de examinar este documento, que establece la política de la utilización del lugar, que custodia fuentes de información que datan desde el siglo XVIII, la Asociación Puertorriqueña de Historiadores (APH) alertó que éste afectaría negativamente a los investigadores e historiadores.

Más allá del reglamento, la faena investigadora en esta institución es “difícil”, según la doctora Evelyn Vélez, presidenta de la APH. Vélez ejemplifica que, en ciertos periodos históricos que cobija el Archivo, no existe un inventario completo de los fondos documentales que contienen las cajas que utilizan los usuarios para trabajar. Ello redunda en que un investigador pueda revisar cientos de cajas -una por una, entre curiosidad y agotamiento- para arrojar algo de claridad sobre su objeto de estudio.

“No hay presupuesto suficiente para contratar personas que cataloguen, para ver cuál es el material que hay dentro de las cajas”, detalló quien ilustró que ello supone un “vacío de información” para el investigador.

Esta propuesta de reglamento, lejos de aliviar este tipo de dinámicas, presenta un cuadro “oscuro” en varias de sus partes, señaló el doctor Josué Caamaño, vicepresidente de la Red de Archivos de Puerto Rico (ArchiRED).

El artículo 10 del reglamento, que trata sobre la solicitud de servicios en las salas de consulta, dispone que “el usuario podrá solicitar un máximo de tres cajas” y que las solicitudes para más de tres cajas, requerirán el permiso especial de personal autorizado.

Este límite, según Caamaño, obstaculiza una exploración histórica. “Tú pides una caja, pero ahí no va a estar necesariamente ni siquiera una referencia de lo que estás buscando. Uno puede estar un día entero consultando papeles y papeles para encontrar una sola pista”, ilustró acerca del problema que puede representar esta restricción en el tiempo y los recursos de los investigadores.

Aludiendo a artículos como este, el investigador auxiliar del Centro de Investigaciones Históricas del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico dijo que “la promulgación de esta propuesta de reglamento restringe demasiado la labor de los investigadores e historiadores”.

También el artículo 9, que establece el manejo de documentos en las salas de investigación, revela en una de sus partes que “se prohíbe fotocopiar o solicitar fotocopias de los instrumentos de búsqueda” como guías, inventarios o catálogos. Vélez y Caamaño coincidieron en que este fragmento es un “anacronismo”, porque los instrumentos de búsqueda de múltiples archivos mundiales y locales son públicos y están en línea para reproducción.

“Quienes promulgan este borrador de reglamento son el presidente y el secretario de la junta de directores y la directora ejecutiva del ICP. Todos sabemos que son nombramientos políticos y yo no veo que aquí se haya llamado a la Asociación de Historiadores de Puerto Rico, a la Asociación de Archivos de Puerto Rico o a académicos reconocidos en la investigación histórica o del quehacer intelectual, para que participaran en la redacción de este reglamento”, manifestó Caamaño.

Asimismo, Caamaño teme la posibilidad de “maromas políticas para impedir el uso de cierta documentación”, refiriéndose a otro punto del artículo 9 que señala que “todo documento fuera de consulta no se podrá consultar” y que el Archivo se reserva el derecho de determinar qué documentos no podrán examinarse por “su condición física” o “por motivo de seguridad”.

El profesor planteó que, si el documento está fuera de consulta, el investigador debe recibir una transcripción de ese documento donde se indique por qué no se puede consultar. “Eso me parece muy sospechoso sabiendo los tesoros documentales que contiene ese Archivo”, comunicó Caamaño.

Habla el ICP

La directora ejecutiva del ICP, la profesora Mercedes Gómez, declinó reaccionar en torno al documento en cuestión. “Esto no es un reglamento final. No tenemos que hacer ninguna declaración porque todo está dicho ahí”, reaccionó en su lugar la directora de Prensa del ICP, Elsa Fernández Miralles, sobre el reglamento y el aviso público que figura en la página cibernética del Gobierno de Puerto Rico, www.pr.gov.

“Casi todos los reglamentos del ICP databan de la década del 50, sin tener en cuenta los nuevos procesos y tecnologías. Había que hacerle un ‘upgrade’ ”, explicó Fernández, quien advirtió que no están presentando “nada fuera de ley”.

En cuanto a si habrá vistas públicas para dilucidar el rumbo del reglamento, la portavoz contestó que “debe haber algún tipo de dinámica”. “Supongo que sí”, atisbó.

Según un anuncio que publicó el ICP, aquellos interesados en enviar comentarios o someter enmiendas deben hacerlo durante los 30 días que el aviso se mantenga disponible al público. Para eso debe comunicarse antes de este sábado 5 de marzo -cuando concluye el plazo desde la divulgación del aviso de este reglamento- escribiendo a cviera@icp.gobierno.pr o dirigiendo una carta al Apartado 9024184, San Juan, PR 00902-4184.

“El estado de las fuentes documentales de un país da una idea del respeto que tienen los gobiernos por su historia”, remató Vélez.