Biografías


Adelaida Lugo-Guernelli 


Por Bibiana Hernández Suárez
 

Autora, profesora, poetisa y conferenciante, Adelaida nació el 7 de octubre de 1931 en la avenida Constitución 354, edificio antes conocido como Moragón, en el barrio de Puerta de Tierra. Su nombre de pila es Adelaida Socorro Lugo Suárez, pero también es conocida en los círculos literarios hispanos y estadounidenses como Adelaida Lugo-Guernelli y Adelaide Guernelli. Fueron sus padres Emilio Lugo y Leonor Suárez. 

Adelaida creció junto a sus hermanos Emilio Jr., Doris y Edwin, con sus tíos y tías, su abuela materna Rafaela Llanillo Hernández y su abuelo materno Jorge Suárez Paoli. Siendo niña aún su familia se mudó al Falansterio. Siempre fue una alumna brillante, y se graduó de escuela superior con máximos honores en el Colegio San Agustín. Realizó una Maestría en Humanidades y Educación en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

En los años 60 Adelaida partió del barrio rumbo a Estados Unidos, donde realizó un doctorado en Lenguas Modernas, Filosofía y Letras en New York University. Luego viajó a Italia para proseguir estudios postgraduados en idiomas y literatura. Allí conoció a Giovanni Guernelli, doctor en Filosofía, Teología y Música, con quien contrajo nupcias el 5 de octubre de 1964. Posteriormente el matrimonio se radicó en la ciudad de Nueva York y por más de treinta y cinco años ambos dictaron cátedra de idiomas y filosofía en diversas universidades de dicha ciudad. Pero aún dentro de sus tareas profesionales y literarias, Adelaida nunca olvidaba su país y siempre que podía viajar visitaba a sus familiares en Puerta de Tierra.

Adelaida escribió ensayos, poemarios, críticas y reseñas, traducciones, artículos literarios y textos gramaticales. Sus obras más destacadas son la tesis sobre Don Eugenio María de Hostos como ensayista y crítico literario, el poemario Me visto de corazón, y el Manual de gramática comercial. Al enviudar el 4 de enero de 2004, la doctora Guernelli se radicó en el estado de Maine, donde continuó escribiendo, sobre todo poesías en idioma inglés para revistas culturales. Era muy aficionada a la lectura, a la poesía, y a pasar tiempo con sus nietos y nietas. Era miembro de People Plus y de Maine Pines, donde disfrutaba de actividades sociales y ejercicios pasivos.


Adelaida siempre recordaba que su familia era conocida en Puerta de Tierra como “los Paoli”, por el apellido de su abuelo Jorge, y también recordaba amorosamente el cariñoso apodo de “Puruquita” por el que su abuela Rafaela la llamaba desde que nació, al ser la mayor de sus nietos. Indicó Adelaida en una ocasión: “Fui parida en el Moragón y me siento muy honrada de haber nacido en mi barrio de Puerta de Tierra, allá donde no existe el frío invierno implacable”. 

Adelaida falleció el 16 de diciembre de 2017 en Brunswick, Maine, rodeada por su único hijo el Dr. John (Gianelia Francesco) Guernelli, su nuera Karen, y sus nietos Hanna, Evan, Luke y Gia. Le sobreviven sus hermanos Edwin y Miguel.


La catacumba 
Adelaida Lugo Guernelli


Esta mañana... ¡cómo crece la luz adelantada,
multiplicada en pétalos interminables con sus llamas!

Esta mañana... la catacumba me acorrala
con su millón de cirios que rezaban,
en el amplio escenario que los siglos no apagan.

Esta mañana es noche de secreto interminable
donde la lámpara del alma palpitaba con aceite del templo.

¿Dónde está el templo? ¿Dónde la cita celestial que
Jesús nos daba entre la noche y el día,
entre estrellas que aguardaban la vida soleada?
¿Dónde el mensaje que nacía en vasijas de vino?
y en pedazos de pan con escamas de pescado tan tranquilo?

Ese profundo bienestar venía del hondo pasadizo del camino.
alargando, poderosamente, la mirada del Padre creador,
sobre el mundo, con la gente y las cosas que aún ofenden,
cambiando de color el universo que no duerme.

¿Y hoy? Está aquí esta mañana como radiante espejo del ayer.
Y los oscuros repliegues de la historia
se llenan de una luz que todo lava.
Y el Verbo en catacumba va llenando muchas almas
de un fluido verdor que nunca acaba,
mientras el todo de la noche es sólo bosque de palabra
y esa voz primigenia calcula de las cosas
la emoción en firmamento pleno de esperanza.